DEMOCRACIA Y OCLOCRACIA:
PALABRAS TAN VIVAS HOY COMO ANTES
En la Grecia antigua, las ciudades tomaban las decisiones más importantes en las reuniones ciudadanas que tenían lugar en el teatro local. El mandato emanado de ellas era luego llevado a Atenas por emisarios que respondían directamente a su comunidad. Allí, en la asamblea de representantes, se tomaban las decisiones de la totalidad del pueblo griego. De esta manera, los ciudadanos tenían participación directa en los destinos locales y nacionales. En los orígenes del nuevo sistema, no todos podían votar: solamente los hombres libres que hubieran terminado su entrenamiento militar, independientemente de su raza, religión, o de cualquier otro criterio. Estaban excluidos del voto los esclavos, los extranjeros, las mujeres, los niños y los que no estuvieran al día en el pago de impuestos.
Aunque incipiente, este sistema de participación directa y decisiones por mayoría constituyó una auténtica revolución política en un mundo acostumbrado a las monarquías, las oligarquías y las dictaduras. Tal vez el auge de la cultura griega, y el legado que nos dejó en el campo de la filosofía, el teatro, el deporte, la política, etc., tengan mucho que ver con esta idea revolucionaria llamada DEMOCRACIA (del griego demos = pueblo, y kratein = gobierno).
Pero es imposible hablar de DEMOCRACIA sin hablar de Pericles (495 – 429 AC), el gran general ateniense que solidificó esta novísima forma de gobierno, promovió las artes, la literatura y el teatro. Unificó a Grecia y, bajo su dirección, la convirtió en el centro cultural por excelencia, donde florecieron el debate, la opinión libre, el arte, la literatura, la pedagogía y el ejercicio formal. Defendió la DEMOCRACIA con tal ardentía y tino que, a su muerte, Grecia entera lloró la partida de su héroe. La DEMOCRACIA, una invención en el sentido más excelso de la palabra, nacida de ideas que a veces damos por sentadas porque hoy nos parecen obvias y hasta naturales, no habría sido posible sin el genio de Pericles.
Infortunadamente para la historia, el sistema solo duró algo más de doscientos años. Para la época de Alejandro Magno (357 – 324 AC), la democracia había tenido que ceder el paso ante la invasión romana, la oligarquía y la corrupción. Empero, había demostrado ser un sistema que permitía al ciudadano común destacarse en la sociedad con base en méritos propios, no en hegemonías dinásticas, el poder de la fuerza bruta ni la concentración de poder económico. Y sin embargo, era frágil. Era fácil meterse en su andamiaje, hacerse al poder, e intentar monopolizarlo. La democracia implica la sujeción a unas reglas de juego; es el imperio de la ley, pero también de la oportunidad para todos, y la protección de las minorías.
El historiador Polibio (± 220 – 118 AC) describe en sus obras tanto el auge de la República Romana hasta llegar a dominar el antiguo mundo mediterráneo, como la desintegración de la democracia. Acuñó el término OCLOCRACIA (del griego oklos = multitud, masa, y kratein = gobierno) para referirse a lo que él consideraba la democracia patológica o el gobierno de las multitudes.
En la OCLOCRACIA la muchedumbre (no el pueblo) sigue sin cuestionamientos a un caudillo que decide por ella. Quien disienta de la voluntad del caudillo es considerado traidor. La individualidad se disuelve en la masa. Es el fin del imperio de la ley. ¿Para qué la ley dónde solo UNO es quien decide?
En palabras de Polibio, “cuando la decisión no la toma el pueblo, sino la muchedumbre, el pueblo es manipulado, y decide sin información. Es el peor de los sistemas políticos; el último estado de degradación del poder, o sea la degeneración de la DEMOCRACIA. La OCLOCRACIA se nutre del rencor y de la ignorancia. La voluntad de un individuo se camufla como si fuera la voluntad de todos”.
MINUCIAS
El español se habla en los cinco continentes. Por algo es la segunda lengua más hablada del mundo.
SABIDURÍA DE SANCHO PANZA
Hombre apercibido, medio combatido.
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Mil gracias, Yilda. Esta informacion no podia ser mas oportuna.
Saludos.
Muchas gracias por el comentario, Silvana.
Muy acorde con el momento actual. No tenía ni idea de la oclocracia, y ciertamente no sabía el origen de la democracia.
Muy agradecida.
Brillante, como siempre, Yilda. Ahora veo que, en Venezuela, en los primeros años de Chávez, imperaba este sistema. Ahora le tocó el turno a la cacocracia. Gracias por iluminarme.
Muy ilustrativo el comentario. Gracias.
Me encanta que se use esta columna para referirse a temas relacionados con el idioma, pero al mismo tiempo tan actuales como este. ¡La felicito!
Gracias. No debemos cerrar los ojos a la realidad.
Muy agradecida.
Gracias por recordarnos el concepto de oclocracia, tan de moda ahora. Abrazos
Cierto: está de moda sin que siquiera sepamos que lo está. Mil gracias.
At Least 200 Years!!!
The Key is the Education of the Populace!!!
This is what Ken Benne, John Dewey and Others pushed and is one of the bases of OD!
But this kind of education is difficult as it requires inner reflection and self learning!
Educated and Conscious Groups are the opposite of Unconscious Groups or CULTS
Cierto: sin educación es más fácil caer en el enagño. Mil gracias.
El tema es muy actual, y está explicado sucinta y claramente. Muy pertinente para estos tiempos, como usted bien lo dice.
Muy amable, señor Meneses.
Creo que debo compartir con mucha gente, este artículo tan oportuno para este momento crítico que estamos viviendo en el mundo entero. Excelente como siempre.
Muchas gracias por el favor de divulgarlo. Mi agradecimiento enorme, como siempre.
Excelente artículo Yilda. No conocía el término oclocracia ni el origen de la democracia. Me encantó su explicación; creo que en muchas partes existe más oclocracia disfrazada de democracia. Muchas gracias.
Estimada lectora: yo también creo que en más de un lugar se ha caído en la oclocracia sin que muchos ni siquiera lo adviertan. Muchas gracias por su comentario.
Yilda, muy bien apuntas la diferencia de ambos términos! Leí el comentario de Marc y tiene toda la razón. Agregaría que además de la ignorancia, la oclocracia existe por la apatía, indiferencia y pereza mental de las personas. Los Caudillos del sXX tenían el apoyo de abrumadoras muchedumbres y mira cuánto daño hicieron!
Claro que sí. Yo creo que la telaraña mental de muchos hace que se conceda a otros el derecho de pensar por nosotros mismos. ¡Qué fácil y cómodo es tener a quién echarle la culpa!