¿HABEMUS VICEPRESIDENTE O VICEPRESIDENTA?
Por las redes sociales y por whatsapp me ha llegado por lo menos seis veces en los últimos años un mensaje que supuestamente escribe una profesora de español. Hago énfasis en lo de “supuestamente” porque soy muy poco dada a prestar atención a mensajes cuyos remitentes no se identifican.
Muchos de estos textos se riegan como verdolaga en playa con poca o nula confirmación, y hacen carrera por el simple hecho de que se vuelven populares (no “virales”, por favor), a pesar de que no son muchos los que se ponen en el trabajo de averiguar cuánto de cierto hay en ellos.
Es triste, por ejemplo, la trillada frase que he escuchado cientos de veces: “Solo las gallinas ponen”, como una manera de justificar el error difundidísimo de que no debe usarse el verbo “poner” para ningún caso diferente del acto de que las gallinas “pongan huevos” (además de que excluyen a todos los demás seres vivientes que se reproducen por huevos).
Lo anterior es tan solo un ejemplo de los numerosísimos errores que se propalan a gran velocidad. Hoy quiero referirme a uno que nos atañe candentemente a todos los colombianos, ya que dentro de poco la señora Marta Lucía Ramírez entregará la vicepresidencia a la señora Francia Márquez.
En los medios de comunicación oigo y veo indistintamente “vicepresidente” y “vicepresidenta”. Veamos, sin embargo, lo que dice el diccionario Panhispánico de Dudas:
“Aunque «presidente» puede usarse como común en cuanto al género («el/la presidente»), es preferible hoy usar el femenino «presidenta», documentado en español desde el siglo XV y registrado en el diccionario académico desde 1803”.
Y lo que dice el DLE:
Aunque no me gustan las aseveraciones del tipo “es preferible usar hoy… “ sin que estén respaldadas por una explicación, cuando hice la consulta encontré más abajo que la recomendación se basa en la gran acogida (preferencia) que ha tenido la acepción entre los hablantes de nuestra lengua.
Si nos fijamos en la definición del DLE, que he copiado aquí, veremos que hay una nota sobre la primera acepción (presidente), en la que se aclara que es solamente para el caso en que desempeñe la función de adjetivo.
La acepción 2., dice claramente “masculino” y “femenino”, o sea “presidente” y “presidenta” respectivamente.
El texto de marras hace referencia acertada a cómo se forman los participios activos en español:
“El participio activo del verbo atacar, es atacante.
El de sufrir, es sufriente.
El de cantar, es cantante.
El de existir, existente.
El de dormir, es durmiente”.
Y luego da ejemplos irrefutables de sustantivos o adjetivos de género femenino, y cómo conservan la terminación “ente”:
“Se dice capilla ardiente, no ardienta.
Se dice estudiante, no estudianta.
Se dice adolescente, no adolescenta.
Se dice paciente, no pacienta.
Se dice comerciante, no comercianta.”
Todo lo anterior es rigurosamente cierto. Sin embargo, existen “gobernante” y “gobernanta” (aunque con distinto significado para cada género), “gerente” y “gerenta”, “ayudante” y “ayudanta”, “gigante” y “giganta”, “infante” e “infanta”, y otras cuantas perlas, como “PRESIDENTE” y “PRESIDENTA”
Como soy mujer, me quedo con VICEPRESIDENTA.
MINUCIAS
Una cultura que adora a las diosas produce mujeres fuertes.
Kamala Harris
Vicepresidenta de los EE. UU.
SABIDURÍA DE SANCHO PANZA
El que larga vida vive mucho mal ha de pasar.
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Estoy feliz de que nuestra próxima vicepresidencia estará ocupada no solo por una mujer, sino, además, negra. Ya tenemos una, pero ¿qué ha hecho por las mujeres? Ahora será una hermosa, valiente y luchadora mujer negra. Negra, de raza negra, para que le pique al que le pique. Estoy segura de que será una gran VICEPRESIDENTA. ¡A ver si algún día se acaba este machismo y este racismo! ¡Muchas gracias por su artículo! ¿Desde cuándo tenemos que llamarnos en masculino?
Muy apreciada libélula grácil: agradezco mucho su comentario, y estoy totalmente de acuerdo con él.
Ojalá dentro de cuatro años usted escriba una columna para enseñarnos a decir PRESIDENTA.
¡Gran reto! Que así sea.
Las lenguas cambian queramos o no queramos. ¿Cuándo se llegó a pensar que una mujer de raza negra sería vicepresidenta de Colombia? Por esa razón el idioma debe seguir la pauta de los hablantes. Más aún cuando se trata de una mujer como Francia.
¡De acuerdo! Son los hablantes los que hacen la lengua. No lo contrario.
Yilda: muy bien explicado este asunto de una docente (?) mexicana, que ha revolcado el uso del vocablo presidenta.
Infortunadamente, los argumentos expuestos son unos malabares mal entablados, que solo confunden a todos.
Con su pobre posición, está anquilosando la dinámica de la lengua, que todos los días se renueva y se adapta a las necesidades de comunicación.
Por desgracia, nuestra Real Academia Española también es muy frágil en la toma de medidas, no coercitivas, sino preventivas y, muy olímpicamente, espera a que los hablantes hagan uso de nuevas modalidades para adoptarlas sin mucho esfuerzo. Los franceses, en ese aspecto, son más estrictos, e investigan con más profundidad cualquier cambio que se pueda presentar en su lengua. ¡Bueno… son culturas diferentes!
Aunque se me tilde de anacrónico, siempre he defendido el que la norma lingüística se debe respetar, pues la repetición de un acto no puede hacer que pierda su rigor. Ahí es donde entra la prevención.
Si permitimos que todo el mundo hable como quiera, se generarían guetos lingüísticos, que le harían perder la función elemental a la lengua: comunicar, y comunicar es «volver común». Esto significa que tanto quien emite un mensaje como quien lo recibe deben tener la misma experiencia lingüística, para que se entienda. Lo contrario ha conducido a guerras, separaciones de parejas, accidentes.
Hace no menos de sesenta décadas, en Colombia las mujeres empezaron a obtener títulos universitarios, por lo cual, hasta ese entonces, estos eran únicamente masculinos. Con el paso del tiempo, se empezó a hablar de médicas, ingenieras, abogadas y demás, por respeto. Así es como la lengua se va adaptando a las necesidades de comunicación, por lo cual, aunque todavía hay hasta universidades que mantienen esta censurable costumbre, definitivamente, se está irrespetando a las mujeres. Veamos el caso contrario: si a mí me identificaran como escritora, pondría el grito en el cielo.
En conclusión, presidenta es el nombre de una dama que ejerce tal función, y no se puede desconocer que un vocablo puede ser participio y sustantivo y que, como tales, pueden tener dos formas que, en este caso, es un sustantivo.
Sobre esto hay mucha tela por cortar, pero dejemos algo para después.
Fuerte abrazo, Yilda, y lo mejor de lo mejor.
Antonio, yo no podría haber dado una explicación más clara. Viniendo de una persona tan conocedora del idioma, como tú, no puedo menos que sentirme honrada de que escribas este comentario en mi blog. Si a los lectores les había quedado alguna duda sobre cómo referirse a una mujer que ejerce la presidencia o la vicepresidencia, creo que queda suficientemente aclarada con tu explicación. Muchas, muchas, muchas gracias.
Me complace saber que la Academia sale de la caverna para darnos a las mujeres el género gramatical que nos corresponde: el femenino. A mí también me ha llegado muchas veces el mensaje que usted menciona en el artículo. Tal cual: dice ser una profesora de español, pero no da su nombre.
Parece que el susodicho mensaje se ha regado como pólvora.
Excelente aclaración Yilda, gracias.
Muchas gracias a usted, querida lectora.
Perdóneme pero me quedé desorientada, había entendido que era presidente porque era un ente que presidía, me pongo a buscar y quedó más desorientada, para mi como profesional de la salud existe el hombre y la mujer, al leer se me dice que si, pero que según la sociedad le va dando un rol, ya se habla de género, le agradecería me aclarara eso, igual sucede que repiten niños, niñas, ya no se si es correcto, parece que en nuestro idioma basta con hacerse popular,para cambiarlo,
Estimadísima lectora: no estoy seguro de haber entendido bien su inquietud, pero trataré de aclarar lo que pueda: 1. Sí, es un ente que preside. 2. Si se trata de un adjetivo, solo debe ser PRESIDENTE. 3. Si se trata de un sustantivo, el género debe estar de acuerdo con el sexo. 3. Aclaremos: el sexo es para los seres vivientes que se dividen biológicamente entre femeninos y masculinos. 4. El género es para las palabras. Cuando se habla de “género” para referirse al sexo, es un uso indebido de la palabra. 5. Lo de “niños y niñas”, “gatos y gatas”, etc., es algo mal llamado “lenguaje inclusivo”. El español comprende ambos géneros gramaticales con solo usar el masculino. Esto del mal llamado “lenguaje inclusivo” es un verdadero cáncer que está invadiendo no solo nuestra lengua, sino también todas las demás lenguas romances. De las que no son romances no puedo hablar porque no tengo ni la menor idea. Me gustaría que me contestara si (por lo menos) algunas dudas quedaron resueltas.
Querida Yilda,
Aclarado, y en congruencia con el DLE. ¡Te felicito por el artículo! Abrazos desde Mexico,
Hilda
Muchas gracias.
¡Qué enredo el que se ha formado por culpa de que lo que antes se llamaba “sexo” ahora se llama (mal llamado) “género”. Y peor aún con esto de los niños y las niñas, etc. Pero lo peor son los adefesios del tipo “jóvenes y jóvenes”, “nadies y Nadias”, etc.
Sí, señora: un enredo brutal.
Yo no entiendo por qué la lectora Luz Stella está confundida. Yo no entiendo que este artículo esté defendiendo el llamado “lenguaje inclusivo”. Solamente está diciendo que se debe decir VICEPRESIDENTA cuando se trate de una mujer. Eso es todo. ¿En qué momento salió a relucir lo de los niños y las niñas? Yo recomiendo, con todo respeto, que la lectora vuelva a leer, a ver si las dudas se le aclaran. Yo ya lo he hecho un par de veces, y no veo la confusión.
Ojalá que con mis aclaraciones la situación quede clara.