CEDO LA PALESTRA: ¿CÓMO EMPEZÓ LA TRADUCCIÓN?
Justo es ceder la palabra a quien puede explicar algo mejor que uno. Eso es lo que hago en esta ocasión. Cedo la palestra a Irene Vallejo, y copio de su libro El Infinito en un Junco [1] una historia que yo no podría contar mejor: cómo empezó la traducción. A propósito del espíritu universalista de Alejandro Magno, y de lo que implicó para la humanidad la creación de la Biblioteca de Alejandría, y del Serapeo, su edificio adjunto, Vallejo plantea un tema que 2300 años después sigue siendo igualmente vigente: la confrontación entre lo local y lo universal. Y en esta contienda, el papel desempeñado por la traducción en pro del desarrollo del pensamiento, la filosofía y la ciencia. Solo un genio visionario como Alejandro podría haber concebido un esfuerzo intelectual de tal magnitud.
… Los reyes coleccionistas dieron otro paso anómalo y genial: traducir. Jamás nadie había abordado un proyecto de traducción universal con una curiosidad tan amplia y tal profusión de medios. Herederos de la ambición de Alejandro, los Ptolomeos no se conformaron con cartografiar el mundo inexplorado, sino que quisieron abrir caminos hacia las mentes de los otros. Y fue un giro decisivo, porque la civilización europea se ha construido por medio de traducciones – del griego, del latín, del árabe, del hebreo, de los distintos idiomas de Babel– . Sin traducciones, habríamos sido otros. Los habitantes de cada región de una Europa obstaculizada por montañas, ríos, mares y fronteras lingüísticas habríamos ignorado los hallazgos ajenos, y nuestras limitaciones nos habrían aislado más. Es imposible que todos conozcamos cada uno de los idiomas en los que habla la literatura y el saber y, por desgracia, la mayoría de las palomas no son capaces de irradiar el don de lenguas. Pero nuestro antiguo hábito de traducir ha tendido puentes, ha amalgamado ideas, ha originado una conversión polifónica infinita, y nos ha protegido de los peores peligros de nuestro chovinismo aldeano, enseñándonos que nuestra lengua es una más – y, en realidad, más de una– .
El acto de traducir, que todos damos por supuesto, alberga aspectos misteriosos. En La Invención de la Soledad, Paul Auster reflexiona sobre esta experiencia casi mágica, este juego de espejos. Sus entresijos le intrigan porque, durante muchos años, el escritor se ha ganado la vida traduciendo los libros de otros escritores. Se ha sentado en su escritorio, ha leído un libro en francés y, a continuación, con esfuerzo, ha escrito el mismo libro en inglés. En realidad, es y no es el mismo libro, y por eso la tarea nunca ha dejado de asombrarlo. Hay una fracción de segundo en la que toda traducción roza el vértigo, el inquietante encuentro cara a cara con el propio doble, el desconcierto cuántico de la superposición de estados. Auster se sienta ante su mesa para traducir el libro de otra persona y aunque solo haya una presencia en la habitación, en realidad hay dos. Auster se imagina a sí mismo como una especie de fantasma vivo de otra persona – muchas veces muerta– , que está y no está, y cuyo libro es y no es el que traduce en ese mismo instante. Entonces se dice a sí mismo que es posible estar solo y no estarlo en el mismo momento.
El trasvase de lenguas es hijo de un concepto que, en gran medida, inventó Alejandro y que todavía denominamos con un nombre griego: el cosmopolitismo. La mejor parte del sueño megalómano de Alejandro – la realización, como en toda utopía que se precie, cojeó de manera manifiesta– consistía en dar vida a una unión duradera de todos los pueblos de la oikoumene, creando una forma política nueva capaz de asegurarles a todos los seres humanos paz, cultura y leyes. Plutarco escribió: “Alejandro no trató a los griegos como caudillo y a los bárbaros despóticamente, como Aristóteles le había aconsejado, ni se comportó con los otros como si fueran plantas o animales. Por el contrario, ordenó que todos consideraran al mundo su patria, parientes a los buenos y extraños a los malos”. Se trata sin duda, de un resumen hagiográfico que esconde cuidadosamente los aspectos más escabrosos de la aventura imperial griega. No obstante, a través de un prisma deformado, refleja el excepcional proceso de globalización iniciado por Alejandro.
[1] Véase en este blog el artículo El Infinito en un Junco.
MINUCIAS
Globalización y universalidad no van de la mano, son más bien excluyentes. La globalización se da en las técnicas, en el mercado, en el turismo, en la información. La universalidad es la de los valores, los derechos del hombre, las libertades, la cultura, la democracia.
Jean Baudrillard
SABIDURÍA DE SANCHO PANZA
Más vale el buen nombre que las muchas riquezas.
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A pesar de mi amor (pasión) por la historia, nunca me había preguntado sobre el origen de la traducción. ¿Cómo se formaron los primeros traductores? ¿Quiénes fueron los primeros maestros? Gracias por plantear este tema de una profesión tan bella y ecuménica como la del traductor y el intérprete.
Excelente como siempre.
¡Qué bueno saber tu opinión!
Gracias Yilda por tan hermoso texto, me insitó a buscar palabras como hagiografico y a escudriñar la historia… De hecho, estoy preciso degustando El infinito en un junco,
Maravilloso viaje…
Me hace muy feliz saber que está disfrutando de tan buena lectura, y además aumentando su vocabulario. Gracias.
Muy interesante, querida Yilda. ¡Felicidades!
¡Gracias!
No me aguanto más el deseo de leer este libro. Lo voy a comprar ya mismo.
Sé que lo disfrutará muchísimo.
Es segunda vez que usted se ocupa de este libro. Tiene que ser extraordinario. A mí, por lo menos, con solo leer el fragmento que usted cita, me ha picado la curiosidad sobre la Biblioteca de Alejandría, de la cual escasamente sabía el nombre. Nada más. Gracias.
Hay mucha literatura al respecto. No solo le recomiendo este libro, sino, si tiene la oportunidad, puede ver varios videos en CuriosityStream sobre Alejandro Magno, Alejandría y la Biblioteca de Alejandría. Son Excelentes. Gracias por su comentario.
Este texto lo hace meditar a uno, nunca había pensado en el traductor como alguien indispensable para el progreso , la innovación, sin un traductor jamás hubiéramos podido comprender lo valioso de las diferencias en los seres humanos que nos permiten crecer y deleitarnos en las diferentes formas de vida en todas las épocas del desarrollo humano.
La lectura me hace una persona equilibrada, me hace feliz. Gracias traductores del mundo por tan valioso regalo.
Valoro mucho todas las profesiones y oficios, pero el traductor me da un fabuloso regalo, los libros.
Su mensaje me conmueve. En verdad, ni siquiera nosotros mismos, somos conscientes del papel que ha desempeñado la traducción en la evolución humana. Yo misma no me había preguntado cuándo se hicieron las primeras traducciones, quién tuvo la idea, etc. Como usted dice, todas las profesiones son valiosas, todas son dignas de respeto y admiración, pero quizás muchas de ellas se han valido de alguna o muchas traducciones para volverse universales. Muchas gracias por su mensaje.
Mi querida Yilda, gracias por el texto, cada vez que leo un artículo tuyo siento que se me abren más ventanas.
Muchas gracias. Saber esto me abre a mí la ventana del día de hoy.