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EN ESTE DÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS

Arns non habet inimicum nisi ignorantem: 
La ciencia no tiene otro enemigo que la ignorancia.

 

 

Las profesiones que dependen del uso del idioma, como es el caso de la interpretación, la traducción, el periodismo, etc., deben estar atentas a los cambios que ocurren en él, puesto que es el vehículo que todos usamos diariamente. Como ser viviente que pasa de unos a otros tanto histórica como geográficamente, la lengua es un individuo intangible pero vivo, que refleja el espíritu del tiempo.

Las palabras tienen un origen, a veces desconocido, cuya fascinante historia puede ser el hilo conductor que nos lleva a comprender un poco mejor cómo veían el mundo las culturas del pasado, y cómo podríamos imaginar los caminos que llevarán al futuro.

Puesto al servicio de la ciencia, el idioma puede originar un acervo de nuevos conceptos y palabras emanadas del rigor científico. La mayoría de ellas se valen del griego y del latín, lenguas que consideramos los padres del castellano actual. Ejemplos: teléfono, telégrafo, micrófono, audífono, microscopio, telescopio, etc.

Igualmente, el idioma puede recrearse en la forma literaria, en el mensaje poético que deja honda huella en el corazón. Innumerables son los neologismos y los regionalismos nacidos de la pluma de tantos y tantos escritores. De la creación que solo “se sujeta” a la libertad, nació Macondo, así como la miríada de regiones y situaciones fantásticas que han quedado plasmadas en incontables creaciones.

En tiempos de la España de finales del siglo XV, nuestro idioma tenía aproximadamente 30 palabras para señalar a los amigos de lo ajeno en sus numerosas modalidades. Muchas de ellas aún subsisten, otras han desaparecido, y otras más son nuevas variantes sobre el mismo tema. He aquí algunas de ellas: agresor, apartamentero, asaltante, atacante, atracador, bandido, bandolero, caco, carterista, cleptómano, cuatrero, defraudador, delincuente, embaucador, forajido, ladrón, malhechor, pícaro, rata, ratero, salteador, saqueador, timador, traficante, etc., etc., etc. Dejemos que cada lector reflexione sobre el tipo de sociedad que sirvió de cuna a tantos sinónimos de tal índole.

Pero tal vez lo más importante es el cambio semántico según el momento histórico. Cuando la libertad florece, florecen con ella la literatura, las artes, la ciencia, la inventiva. La ciencia tiene carta blanca para buscar nuevos derroteros cuya aplicación luego puede manifestarse en innovaciones tecnológicas.

En cambio, en tiempos de dictadura, en momentos en que se recortan las libertades individuales, el idioma se constriñe, las palabras se miden y se calculan con regla de cálculo, y el pensamiento parece condenado al encierro en el órgano que lo origina.

El 10 de mayo de 1933, en Berlín y en otras ciudades alemanas, se saquearon bibliotecas, y se quemaron miles de libros en hogueras. Todo ello con el fin de restringir el pensamiento y la creación de todo aquello que el régimen consideraba peligroso para su supervivencia. La llamada Noche de los Cristales, ocurrida el 9 de noviembre de 1938, marcó lo que pretendía ser la instauración del miedo merced a la dictadura nazi para la cual la palabra “disidencia” pasó a significar “enemigo”, “lector” se convirtió en sinónimo de “revoltoso”, “pregunta” fue sinónimo de “espionaje”. Y lógico, “judío” empezó a RESURGIR como “enemigo de la humanidad” (léase: la “humanidad” entendida como la raza aria).

 

Escultura conmemorativa que muestra estanterías vacías de bibliotecas, en el sitio donde se quemaron miles de libros en Berlín, el 10 de mayo de 1933.

 

Pero el nazismo no fue el primer sistema en tratar de dictar normas para encarcelar el pensamiento y las palabras. Ejemplos hay por montones. Uno de ellos fueron las cruzadas. Con la premisa de que “nuestra fe es la única fe”, se decretó que el islam y las demás religiones no tenían por qué existir. Ello dio origen a palabras como “infiel” para referirse a todo aquel que no profesara la religión católica. Por consiguiente “fiel” pasó a significar no solamente el que es leal a una causa, movimiento o persona, sino también aquel que profesa la “verdadera” religión. Se acuñó la expresión “guerra santa” para justificar todo tipo de saqueos y vejámenes contra los “infieles”.  La palabra “confesión” escondía y justificaba su nuevo significado: “tortura”.  De ahí que se “arrancaran confesiones”. La palabra “cristianizar” justificó y dio carta de ciudadanía a la guerra, al pillaje y al sacrificio de incontables vidas humanas.

Una de los ejemplos más vergonzosos para la humanidad es la institución y la palabra “inquisición”.  Siete siglos que asolaron a Europa y América, y crearon palabras como “converso”, para referirse a los judíos que fueron forzados por los reyes católicos (y otros reyes) a convertirse al cristianismo, so pena de deportación y/o ejecución. Se denominó “Tribunal del Santo Oficio” a un tribunal que no tenía nada de santo, y que dictaminó que “hereje” es todo aquel que se atreve a disentir de la norma.

Por ello, cuando un pueblo da su dictamen en favor de gobernantes que velen por la cordura, la decencia, la compasión, la protección y el respeto por los derechos de todos sus estamentos, se abre un capítulo de progreso espiritual y material. Demos gracias al Universo cuando esto ocurre, pues es una oportunidad para el desarrollo de todo el potencial que tenemos como seres humanos. Demos gracias a la diosa LIBERTAD por la ocasión que nos brinda de participar en la construcción de un futuro mejor para el género humano, con neologismos que revelen nuestra inclinación natural hacia la bondad, la generosidad y la consideración por todo lo bello y valioso que hay en esta Tierra.

MINUCIAS

Las palabras “ecuatorianos” y “aeronáuticos” tienen las mismas letras. Es decir, son un anagrama.

SABIDURÍA DE SANCHO PANZA

Dios, que da la llaga, da la medicina.

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16 Comments

  1. José Javier

    Cuando no hay libertad de expresión, somos esclavos. Es maravilloso que podamos celebrar que perdure la democracia, aunque sea a trancas y a mochas.

  2. Maria

    Mil gracias, Yilda. Feliz Día de Acción de Gracias! Estaba extrañando tus correos!!

    • Yilda Ruiz Monroy

      Gracias por ser tan fiel lectora.

  3. Jaime Ernesto Fandiño Luna

    Muy valiosa la columna suya de hoy. Ni los lingüistas, ni los científicos, ni los artistas pueden darse el lujo de pensar que sus profesiones son “neutras”, independientes del devenir histórico, como si no las manchara ni la luz. Me alegra saber que se reconozca el efecto histórico en el campo de la lingüística. ¡Felicitaciones!

  4. David Ernesto Monroy Coronel

    Quien podría creer que cristianizar fue una acción vandálica.

    • Yilda Ruiz Monroy

      ¡Quién lo pudiera creer! ¡Y tantas otras cosas que se hacen en nombre de Dios! Gracias por el comenatario.

  5. Sandra Tapia

    Felicidades, Yilda, como siempre, un gusto leerte y un motivo más para agradecer el tenerte en mis haberes. Xox

    • Yilda Ruiz Monroy

      Honor que me haces. Gracias por leer mi columna.

  6. Yonalopa

    Es verdaderamente doloroso que la humanidad no aprenda ni con las lecciones más crueles. Nos constituimos en jueces de otros sin el menor reparo de conciencia. Como si tuviéramos el derecho de decirles a los demás qué hacer.

    • Yilda Ruiz Monroy

      Así es. ¿Qué nos autoriza a decidir qué pueden pensar, leer y escribir los demás?

  7. Paulina Susana

    La negación de la libertad de expresión es una aberración contra la humanidad. Pero también debemos tener presente que lo que entendemos por “libertad de expresión” evoluciona o cambia con el tiempo. La forma de ejercer la libertad está condicionada por la época histórica y por el contexto geográfico del individuo. Gracias por su artículo.

    • Yilda Ruiz Monroy

      Sin lugar a dudas, esto también es cierto. También tengamos en cuenta que la libertad de expresión debe implicar el respeto por la libertad de los demás.
      Gracias por su comentario.

  8. Hilda Colette

    Qué buenas reflexiones, entre otras sobre los gobiernos dictatoriales. El Presidente mexicano dijo que las palabras disidencia y resiliencia y otras más, que no recuerdo ahora, eran neoliberales. Qué pena que un individuo culturalmente tan pobre haya llegado a dirigir nuestro país!

    • Yilda Ruiz Monroy

      Sí, me llegó el video del presidente de México hablando sobre esas palabras. Como él no las conoce, no reconoce su ignorancia, sino que prefiere mostrarla abiertamente. ¡Y qué bien que lo hizo!

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