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LA CONCORDANCIA VERBAL:

EL BAILE DE LAS MOLÉCULAS (2)

 

¿Qué sabor escoger?

 

En un artículo anterior [1] hicimos una analogía entre una coreografía perfecta en la que las parejas de baile conocen los pasos que deben ejecutar, al igual que los elementos químicos se prestan electrones conforme a leyes universales de la naturaleza. De la misma manera, el uso de los tiempos verbales requiere conocimiento y reflexión en el momento de escribir o hablar.

Pensemos por un momento: cuando alguien nos pregunta si queremos helado de chocolate o de fresa, es fácil decidir, ya que las opciones son pocas. Pero si debemos escoger entre fresa, chocolate, pistacho, ron con pasas, banano, arequipe, durazno, limón, naranja, guanábana, lulo, uchuva, chirimoya y otras decenas de frutas de nuestra tierra colombiana, la situación se va complicando. ¿Qué escoger entre tantas delicias?

Similar situación ocurre con los tiempos verbales del castellano. Son tantos (algunos de ellos de uso casi exclusivamente literario, otros ya caídos en desuso, y otros más casi completamente desconocidos), que francamente a veces ni los mismos hablantes nativos sabemos de cuál valernos para usar el idioma correctamente. Ello con el agravante de que somos tantos los hablantes, que lo que se estila en un país “suena raro” en el otro.

No obstante, he venido observando un tipo de error que se está generalizando en América Latina (leyeron bien: desde México hasta Argentina y Chile).  Me refiero a oraciones que requieren tiempos correspondientes a los modos indicativo y subjuntivo. Me explico con los siguientes ejemplos:

A.

  1. Queremos que asistas al banquete.
  2. Deseo que me compres un helado de fresa.
  3. Te rogamos que nos escuches.
  4. A mis padres les gusta que cantes boleros y baladas.
  5. Quiero que me cuentes toda la historia.

En los ejemplos anteriores tenemos un verbo en presente de indicativo, seguido de un verbo en presente de subjuntivo. Son oraciones descriptivas o enunciativas, a pesar de que en el fondo expresan un deseo (oraciones desiderativas).

Ahora bien: las siguientes oraciones, abiertamente desiderativas, emplean otra fórmula:

B.

    1. Quisiéramos que asistieras al banquete.
      (Pretérito de subjuntivo + pretérito de subjuntivo).
    2. Desearía que me compraras un helado de fresa.
      (Condicional de indicativo + pretérito de subjuntivo).
    3. Te rogaríamos que nos escucharas.
      (Condicional de indicativo + pretérito de subjuntivo).
    4. A mis padres les gustaría que cantaras boleros y baladas.
      (Condicional de indicativo + pretérito de subjuntivo).
    5. Quisiera que me contaras toda la historia.
      (Pretérito de subjuntivo + pretérito de subjuntivo).

En estas oraciones, los verbos que anteriormente estaban en presente de indicativo ahora están en la primera forma del pretérito del modo subjuntivo (verbo querer, oraciones 1. y 5.), o en condicional (también llamado pospretérito del modo indicativo, como en las oraciones 2., 3. y 4., verbos desear, rogar y gustar). 

En cambio, todos los verbos que en el apartado A. estaban en presente de subjuntivo, ahora están en el tiempo pretérito del modo subjuntivo.

¿A qué se debe que  en el apartado B. las oraciones 1. y 5. empleen en la primera parte el pretérito del subjuntivo, mientras que las restantes usan el condicional?  Son varias las posibles respuestas: a. Es el uso predominante en el español americano, y me atrevería a pensar que es casi exclusivamente privativo del verbo querer. b. La Nueva Gramática de La Lengua Española, y gramáticos de la talla de María Moliner, no ven nada erróneo en el doble empleo del pretérito de subjuntivo en este tipo de oraciones. E igualmente correctas son las oraciones que emplean la combinación de condicional + pretérito de subjuntivo.

¿Pero entonces, a qué me refiero cuando hablo de un error que se está generalizando en el español de América? Y tal parece que también en el español peninsular, pues lo he visto en varias páginas web de España, algunas de ellas dizque dedicadas a la enseñanza del español [2]. Veamos:

C.

  1. Quisiéramos que vengas al banquete.
  2. Desearía que me compres un helado de fresa.
  3. Te rogaríamos que nos escuches.
  4. A mis padres les gustaría que cantes boleros y baladas.
  5. Quisiera que me cuentes toda la historia. 

En estos ejemplos, se hace un uso equivocado de los tiempos verbales, al combinar ya sea el pretérito de subjuntivo (oraciones 1. y 5.) o el condicional del indicativo (oraciones 2., 3. y 4.) con el presente del subjuntivo

Parece un tema confuso, pero no lo es tanto. Además, no debe serlo para quienes tenemos el idioma por profesión. Ser traductor e intérprete debe implicar ser conocedor tanto de la lengua de origen, como de la de destino. Ser maestro, periodista o escritor implica una gran responsabilidad, pues el mal ejemplo cunde con enorme facilidad. El idioma es propiedad intelectual y emocional de todos nosotros: sus hablantes. Y como no basta con entender la teoría, aquí están estos ejercicios.

[1] La concordancia verbal: el baile de las moléculas (1).

[2] Para la muestra un botón: en esta página se dan ejemplos disparatados de concordancia verbal, como: 1. Por favor, me gustaría que me escuches. 2. Por favor, apaga la luz cuando sales.

MINUCIAS

“La educación es, tal vez, la forma más alta de buscar a Dios”.

Gabriela Mistral

SABIDURÍA DE SANCHO PANZA

El mal ajeno de pelo cuelga.

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16 Comments

  1. David Ernesto Monroy Coronel

    El tema no es nada fácil, pero tú lo explicas para intentar entenderlo. Gracias

    • Yilda Ruiz Monroy

      El tema no es nada fácil. Estoy de acuerdo. Sabía que el día que lo abordara me costaría trabajo hacerlo. Gracias.

  2. José Javier Meneses Pulido

    Me quito el sombrero. Explicar este tema requiere, como mínimo, una cierta familiaridad con los tiempos de nuestro idioma. En el ejemplo que usted cita en una nota de pie de página (¨Por favor, apaga la luz cuando sales”), se advierte un fenómeno que es cada vez más común entre los hablantes de español que son hijos o nietos de latinoamericanos: no saben usar el subjuntivo y, por tanto, hacen uso del recurso más fácil: sustituirlo por el indicativo.

    Me alegra mucho que haya tocado este tema.

    • Yilda Ruiz Monroy

      Muchas gracias por escribirnos. En verdad, lo que usted anota es absolutamente cierto. Y peor aún es que una página web se anuncie como sitio para el aprendizaje de la lengua, pero cometa estos errores tan crasos.

  3. Roberto Ruiz

    Agradezco su explicación por ser prolija y amena al mismo tiempo. No es un tema fácil, pero si se lee con cuidado su artículo, es fácil comprender.

  4. Estefan´ia del Mar

    Apenas pueda, voy a comprar helado de imperfecto. Definitivamente es mi sabor favorito. Gracias.

    • Yilda Ruiz Monroy

      A mí me gusta comprar de dos sabores.

  5. Helmuth Angulo

    La concordancia de tiempos es muy delicado. Hay que poner mucha atención a la hora de expresarse para utilizar los tiempos verbales correctamente, especialmente en los casos que indicaste. Gracias por el aporte.

    • Yilda Ruiz Monroy

      Así es, estimado lector. Muchas gracias por el comentario.

  6. Libélula grácil

    Tengo un amigo alemán que ha vivido en Colombia durante casi 40 años. Él entiende todo lo que oye y escribe, pero a la hora de hablar tiene muchas dificultades para usar el subjuntivo. Claro que no es un hablante nativo, pero ha vivido en Colombia más tiempo que en Alemania, y me parece que es hora de que hable mejor. ¿Puede darme alguna sugerencia, por favor?

    • Yilda Ruiz Monroy

      Mi mejor consejo es que se ponga a estudiar.

  7. Esperanza Olmos

    Y en el español de los Estados Unidos, sobre todo en la Florida, ocurre EN DEMASÍA el fenómeno que otro bloguero anotó: se aprende el español de segunda o tercera generación, pero sin el respaldo del conocimiento gramatical. Solamente “al oído”. Es decir, es un español netamente empírico. Nada de teoría. Y así se pescan errores imperdonables (e inexplicables) en el Miami Herald y en otras publicaciones para lectores latinos.

  8. Ramiro Arango

    De lo que me he dado cuenta es de lo que llamo “el subjuntivo del sur” (Ecuador, Perú, Argentina más que todo) donde comienzan con pretérito de indicativo y la segunda parte es presente de subjuntivo en vez de pretérito. Por ejemplo: De México hasta Colombia diríamos: “Quisiera que me contaras toda la historia” y en el sur dicen invariablemente “Quisiera que me cuentes toda la historia”. Y esto dicho (sin darse cuenta) incluso por personas que enseñan gramática.

    • Yilda Ruiz Monroy

      Ramiro: respondo de una vez los dos mensajes. Disculpa que no revisé mi correo en el día de ayer. Muy gracioso lo del subjuntivo del Sur, apelativo que me parece muy apropiado hasta cierto punto, pues efectivamente creo que quienes más lo usan son los argentinos Ahora, sin embargo, lo oigo por todas partes, incluida nuestra Colombia, donde hasta hace poco este uso era desconocido. Antes de escribir este artículo consulté fuentes “de alta fidelidad”, incluido mi amigo y filólogo Antonio Arias, además de la Nueva Gramática de la Lengua Española, y Ramón Alemán, a quien Intercambios dedicó su primer artículo de Alfombra Roja sobre un tema muy emparentado con el que nos ocupa. Este uso de mi columna es inadecuado, como muchas otras cosas que se nos meten en el idioma. Por ejemplo, los españoles usan conjugaciones incorrectas, usan el leísmo y el loísmo, y muchos de sus mejores gramáticos lo reconocen como un error aunque esté generalizado. Tal vez algún día se les dé carta de ciudadanía, pero por el momento no. No se me ocurre qué más decir, pero agradezco en el alma que leas a Herederos de Cervantes, y que plantees estas observaciones que enriquecen el conocimiento de nuestra lengua.

  9. Ramiro Arango

    Hola, Yilda, en días pasados dejé un mensaje que no apareció. Tal vez porque al darle “Submit Comment”, viendo que no pasaba nada volví a darle y me salió un aviso de que ya lo había enviado. Decía, básicamente, que el uso de algunas de esas formas (especialmente 1 y 5 del C) que señalas de erróneas, y que yo llamo “Subjuntivo del sur”, es la forma normal en los dialectos de países al sur de Colombia, como Ecuador, Perú y Argentina, usado como si nada por personas que pontifican sobre el español.

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