Este artículo dice lo que yo siempre he pensado: me chocan los que se van al exterior, se están unos días o unos meses, y regresan con la lengua trabada y diciendo cosas incomprensibles, para que los demás sepan que tiene “mucho roce internacional”, y que, si era colombiano, ya perdió toda raíz. ¿Desde cuándo se olvida la lengua materna?
Gracias, estimado Río Cane. Totalmente de acuerdo con usted. Bueno es no perder nunca el sabor de la arepa, el ajiaco y el bocadillo, amén de multitud de cosas que constituyen la nacionalidad (y el idioma).
Yonalopa
on febrero 8, 2018 at 2:36 pm
No me había percatado antes de este artículo. Debo decir que estoy de acuerdo totalmente. Por eso, como dice el famoso bambuco: “Yo quiero siempre lo de mi tierra primero”. No quiere decir que deteste lo extranjero, sino que debemos tener raíces.
Este artículo dice lo que yo siempre he pensado: me chocan los que se van al exterior, se están unos días o unos meses, y regresan con la lengua trabada y diciendo cosas incomprensibles, para que los demás sepan que tiene “mucho roce internacional”, y que, si era colombiano, ya perdió toda raíz. ¿Desde cuándo se olvida la lengua materna?
Gracias, estimado Río Cane. Totalmente de acuerdo con usted. Bueno es no perder nunca el sabor de la arepa, el ajiaco y el bocadillo, amén de multitud de cosas que constituyen la nacionalidad (y el idioma).
No me había percatado antes de este artículo. Debo decir que estoy de acuerdo totalmente. Por eso, como dice el famoso bambuco: “Yo quiero siempre lo de mi tierra primero”. No quiere decir que deteste lo extranjero, sino que debemos tener raíces.
Por supuesto, amigo lector: no se trata de volvernos xenofóbicos, sino de admitir, conocer y querer nuestras raíces. Gracias por escribirnos.