LA INCREÍBLE Y TRISTE HISTORIA DE LA PREPOSICIÓN “EN”
Ha muchos años, cuando solo podíamos reproducir música grabada en discos de acetato, tenía en mi haber Las Cuatro Estaciones, de Antonio Vivaldi. La intérprete era – nada más ni nada menos– que la orquesta de la Academia de San Martín de los Campos.
Pasó el tiempo, y la llegada – primero– de los casetes, y luego de los discos compactos, me obligó a acogerme a la nueva tecnología. Nuevamente compré el mismo concierto, pero la carátula tenía una pequeña (gran) variación: ahora la intérprete era la orquesta de la Academia de San Martín en los Campos.
Con mi visión de rayos x, entrenada para detectar errores microscópicos y telescópicos, tomé inmediata nota de lo que parece ser una fruslería. Pero no lo es. Todos estos años he buscado en ventas de segunda el famoso disco que acertadamente proclamaba el nombre de la orquesta: San MartÍn de los Campos.
Este “pequeño” cambio, y muchos otros similares, obedecen –pienso yo– a un error que se ha acrecentado con los años debido a la poca o nula educación de quienes se autodenominan (sí, “autodenominan”, igualito que las FARC) “traductores” o “intérpretes”. El creer que no se requiere estudio para ejercer estas profesiones, o que no hace falta consultar el diccionario porque “¿para qué si yo todo me lo sé?” es un proceder que ha venido menoscabando cada vez más rápidamente las vértebras de la expresión. Al no conocer la identidad de cada idioma, el traductor bisoño termina cayendo en la trampa de tomar literalmente la palabra inglesa in por en. Así no más: a rajatabla, como si se tratara del lecho de Procusto en el que el español debe adaptarse a la brava a lo que dictamine el inglés.
Un “traductor” con un poco de inquietud intelectual y reconocimiento de su propia ignorancia, podría darse cuenta fácilmente de que no hay correspondencia total entre las preposiciones de un idioma (A) y un idioma (B). Hace falta hilar delgado para encontrar la traducción correcta.
Examinemos el ejemplo de marras:
Cualquier texto de gramática nos dice sin ambages que la preposición “de”, entre otros usos, indica pertenencia, procedencia u origen. Este es el caso de la susodicha academia. Saint Martin in the Fields no significa que San Martín se encuentre (o se encontraba) en los campos, sino que ese es su lugar de origen o procedencia, o el sitio al que pertenecía.
Si no me creen, veamos otros sitios del mundo llamados “San Martín”, todos los cuales ostentan –correctamente– la preposición “de” en su nombre, puesto que indican pertenencia, origen o procedencia:
1. San Martín de los Andes (Argentina).
2. San Martín de los Llanos Orientales (Colombia).
3. San Martín de Terreros (México).
4. San Martín de Tours (Filipinas).
Para poner a prueba mi presunción de que es muy común traducir literalmente, pedí a cinco personas francófonas que tradujeran al español el nombre francés Saint Martin des Champs; el resultado fue idéntico en todos los casos: San Martín de los Campos. Afortunadamente, entre el francés y el español hay coincidencia perfecta en este ejemplo.
De igual manera, oraciones como He is a professor in XXX University, mal podría traducirse como “Es profesor en la universidad de XXX”, puesto que en este caso el profesor está adscrito a / hace parte del cuerpo docente de / pertenece a la universidad de XXX.
¡Mucho cuidado la próxima vez que tengas que traducir una preposición!
MINUCIAS
Si el traductor hace su trabajo como debe, es un benefactor de la humanidad. Si no, un auténtico enemigo público.
Miguel Sáenz
SABIDURÍA DE SANCHO PANZA
A quien cuece y amasa no le hurtes hogaza.
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Gracias por correr el velo de la ignorancia de forma tan acertada.
¡Qué bello comentario! Gracias.
Totalmente de acuerdo. Gracias, muy oportunas tus observaciones.
Muchas gracias.
Interesante, Yilda!
Pero, hablando de preposiciones, yo diri’a a) en lugar de b):
a) She is a professor AT Harvard
b) She is a professor *IN Harvard
(Although I would say “She is a professor IN the Art History Department AT Harvard”.)
Ojala esto ayude…
Muchas gracias, Andre. Por supuesto que ayuda. Sea a) o b), la preposición correcta en español es “de”. Igual para la materia o asignatura que se enseñe: Fulana es profesora DE literatura clásica.
Aunque no es mi campo profesional, me pareció muy ilustrativo el artículo, desgraciadamente son los ignorantes los que se atreven a usurpar el campo de acción de un profesional cometiendo errores crasos, que en el caso del traductor destruye el idioma, aunque yendo más lejos pienso que con una mala traducción realizada por un “autodenominado intérprete” podrían causar la muerte.
Muchas gracias, siempre oportuna.
Siempre son oportunos todos los comentarios de mis lectores.
Gracias por ésta excelente explicación. Cada vez se observa más éste error y otros más – traducción literal – en los medios hablados y escritos, donde la revisión y corrección está totalmente ausente
Bien lo dice usted: son pocos, muy pocos, los verdaderos correctores de estilo.
Hay quienes dicen que las traducciones deben “sonar traducidas”. Los que dicen esto seguramente son los que hacen el tipo de traducción literal al que usted se refiere en su artículo, con lo cual el idioma destino lentamente pasa a ser un calco del idioma de origen. Me alegra que usted haya traído a colación este tema del que deberíamos aprender todos.
Agradezco mucho su comentario.
Usted inicia su artículo con “ha”. ¿Es un error? Por favor, explíqueme, porque nunca lo había visto.
“Ha” es apócope de “hace”. Los dos son correctos, pero el primero se usa más con propósitos literarios.