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QUEÍSMO Y DEQUEÍSMO: ¿QUE QUÉ ME DIJO DE QUÉ?

Hace años fui intérprete en un evento de biología, microbiología, entomología y química. Los científicos estaban preocupados por una planta llamada jacinto de agua que alguien trajo (creo que) de Australia, y la sembró en las orillas del lago de Tota, en Boyacá, Colombia. Seguramente quien la trajo pensó que una planta con una flor tan linda se vería muy bien en las entonces prístinas orillas del lago. Lamentablemente, la planta se multiplicó de una manera feroz, hasta el punto de que literalmente se está comiendo el cuerpo de agua. Y lo peor —decían los científicos— es que cuanto más han tratado de erradicarla, más crece.

Creo que este ejemplo de la vida real ilustra muy bien errores tan arraigados en nuestra lengua, como el jacinto de agua en las aguas del lago de Tota. Parece que mientras más tratamos de arrancarlos, con más vigor y tenacidad se reproducen. Dos de estos errores son los llamados “queísmo” y “dequeísmo”. El primero consiste en usar “que” cuando debería ser “de que”. Y el segundo —opuesto del primero— consiste en usar “de que” cuando debería ser “que”.

 

Es así como por ahí se oyen o se leen cosas como estas:

A.

  1. Pienso de que el nuevo jefe no es apto para el puesto.
  2. Me contaron de que no llegó a tiempo para la premiación.
  3. La llamaron para informarle de que se ganó el concurso.

 

O como estas:

B.

  1. Estaban seguros que alcanzarían a subirse al avión.
  2. No logró convencerme que comprara ese reloj tan caro.
  3. Me alegro que su mamá esté ahora bien de salud.

Como habrán sospechado acertadamente, amigos lectores, en las oraciones del apartado A., lo correcto sería usar que, mientras que en las del apartado B., lo correcto sería que.  ¿Cómo saber qué usar? Podemos recurrir a una fórmula muy sencilla (aunque no es la única): tomamos el verbo a continuación del cual debemos decidir entre “que” y “de que”. En seguida agregamos “eso” o “de eso”. Siendo hablantes nativos, la respuesta saltará a la vista inmediatamente. Por ejemplo, si se trata del verbo enterarse, nos preguntamos cuál de las siguientes dos opciones escogeríamos:

  • Enterarse de eso.
  • Enterarse eso.

Es evidente que escogeríamos la primera opción, que incluye la preposición de. Por tanto, en cualquier conjugación del verbo enterarse, deberemos usar de que, así:

  • Me enteré de que te ganaste un crucero a Alaska.
  • ¿Cuándo te enteraste de que te engañaba?
  • Era imposible enterarse de que todo estaba inundado.

Ahora tomemos como ejemplo recordar. ¿Qué escogeríamos entre las siguientes opciones?:

  • Recordar eso.
  • Recordar de eso.

Escogeríamos, obviamente, la primera opción. Por tanto, cuando conjuguemos este verbo debemos usar solamente “que”, como en los siguientes ejemplos:

  • Recuerdo que nos conocimos en este puente tan romántico.
  • Recordemos que todos venimos de un tronco común.
  • ¿Recuerdas que me invitaste a bailar un bolero?

Sin embargo, este error se comete no solo con los verbos. Muchas veces ocurre en presencia de otras palabras, como por ejemplo con los adverbios; en estos casos debemos hacernos la misma pregunta. ¿Qué escogeríamos en las siguientes opciones?:

  • Antes de eso
  • Antes eso
  • Después de eso
  • Después eso

Mientras meditan un poquito sobre qué es lo correcto, les recomiendo hacer estos ejercicios.

MINUCIAS

Si queremos usar la lengua culta, en lugar de la vulgar, debemos tener cuidado con los verbos de difícil conjugación. He aquí algunos de ellos: asolar, cocer, descollar, forzar, soldar, algunas de cuyas conjugaciones correctas —bastante irregulares— son: asuela, cuezan, descuellan, fuerza, sueldan.

SABIDURÍA DE SANCHO PANZA

Sobre un huevo pone la gallina.

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